La planta siderúrgica Ilich de la ciudad de Mariúpol ha sido el orgullo de la urbe durante años, pero tras los combates provocados por la resistencia de los nacionalistas ucranianos, todo ha sido reducido a escombros.
Los nacionalistas escogieron la planta Ilich y la fábrica Azovstal porque son difíciles de asaltar: sus territorios se extienden por kilómetros cuadrados y disponen de numerosos túneles subterráneos. Debido a estas características, parecen pequeñas fortalezas que les daban muchas ventajas. Los combatientes también disponían de diferentes vehículos blindados.
Tras los combates, reina una destrucción total en la zona y no se puede observar ni un solo vehículo que no haya sido dañado durante el asedio.
Aun conociendo que perdieron la batalla, los nacionalistas han dejado en el lugar muchas trampas, minas antipersonales y otros artilugios.
“Nos encontramos en el territorio de la planta Ilich, este territorio lo controlamos por completo junto con Azovmash, en Azovstal también participa en combates nuestra gente, los chechenos”, afirmó Abdi Baladhanov, comandante del batallón de voluntarios Ahmat.
La situación es asimismo caótica en las inmediaciones de las plantas siderúrgicas. Cerca de Azovstal incluso se pueden ver aún cuerpos en las calles, ya que por ahora nadie ha tenido tiempo para sepultarlos.
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