Este 8 de mayo celebran Rusia y Cuba el 60 aniversario de la restauración de las relaciones diplomáticas entre ambos países, que habían sido rotas en 1952 por el dictador Fulgencio Batista debido a su dependencia política de EE.UU. Después de la victoria de la revolución cubana, en 1959, el comandante en jefe Fidel Castro Ruz sentó las bases para restablecer esas relaciones con Moscú, que se oficializaron el 8 de mayo de 1960.
Con este motivo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, publicaron una carta conjunta en los periódicos Rossíyskaya Gazeta y Granma, a través de la cual expresaron su optimismo con respecto al futuro de las relaciones bilaterales y se comprometieron a continuar el trabajo conjunto “para proteger plenamente su soberanía e independencia, así como el derecho a garantizar la seguridad y controlar su propio destino”.
Las relaciones ruso-cubanas al día de hoy
“Rusia y Cuba están satisfechas con los resultados de contactos regulares al más alto nivel”, reza la carta de los jefes de la diplomacia en ambas naciones. “Nuestros Estados están cumpliendo la agenda económica bilateral, principalmente a través de la interacción en el marco de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana para la Cooperación Económico-Comercial y Científico-Técnica”.
Además, se están fortaleciendo y ampliando los lazos culturales y humanitarios ruso-cubanos. Uno de los ejemplos más destacados de estos contactos es la restauración de la cúpula del Capitolio Nacional de La Habana, con participación de especialistas rusos, para la celebración del 500 aniversario de la capital cubana.
Asimismo, “en los últimos años, ha aumentado el interés de los ciudadanos rusos por conocer y disfrutar las bellezas de Cuba, como resultado de lo cual el número de turistas rusos que llegan anualmente a la isla supera las 100.000 personas”.
Enfoque compartido
Moscú y La Habana defienden conjuntamente el cumplimiento de las normas del derecho internacional consagradas en la Carta de las Naciones Unidas, así como el respeto a la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.
“La declaración conjunta sobre enfoques generales en asuntos internacionales, firmada por el presidente Vladímir Putin y Miguel Díaz-Canel durante su visita a Moscú en el 2018, confirma nuestro compromiso de crear un orden mundial multilateral y multipolar que refleje la multiplicidad de políticas, modelos de desarrollo socio-económico y cultural, garantice la paz y la seguridad internacionales, la estabilidad global y regional, la igualdad soberana de los Estados, la justicia, así como el respeto de los derechos humanos y las libertades“, afirma la carta de los cancilleres.
En este sentido, ambas naciones expresaron su enérgico rechazo a los intentos de reescribir la historia, provocar una división entre los pueblos, imponer ‘revoluciones de color’ y cambiar Gobiernos ‘indeseables’. “Condenamos la imposición de ideologías ajenas, la distorsión de la verdad a favor de una política de interferencia en los asuntos internos”, puntualizaron.
La parte rusa reiteró su invariable solidaridad con Cuba en su lucha por el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo estadounidense, que se ha mantenido durante más de 60 años. “Rechazamos la práctica de las sanciones unilaterales, los reclamos de excepcionalidad y dominación mundial, así como el desprecio hacia los principios del derecho internacional”, dice Lavrov en la carta.
Por su parte, el Gobierno y el pueblo de Cuba condenan “la política agresiva de Washington contra Rusia” y apoyan los llamados de Moscú al diálogo como un medio para superar los desacuerdos.
En el contexto de la nueva situación internacional causada por la pandemia del coronavirus, Rusia y Cuba están convencidas de que la situación actual requiere cooperación y solidaridad a nivel internacional: desarrollar e intercambiar los resultados de las investigaciones científicas y la experiencia de diferentes países en el trabajo para prevenir la propagación de la infección; proteger a los grupos más vulnerables de la población y compartir las prácticas en la seguridad social. Todos los esfuerzos internacionales despolitizados ayudarán a reducir la duración de la pandemia y la dinámica de la mortalidad.
“Los Gobiernos de ambos países están firmemente convencidos de que las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud deberían desempeñar un papel de liderazgo en este asunto”, concluye la carta.
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