El misterio de un guerrero enterrado hace 1.000 años en Finlandia con ropa de mujer parece haber sido finalmente resuelto después de que un equipo de investigadores encontrara que los restos corresponden a una persona intersexual con un cromosoma X adicional, según un reciente estudio publicado en la revista European Journal of Archaeology.
El esqueleto que data de la Edad Media fue descubierto junto a una espada en 1968, en la localidad de Suontaka Vesitorninmäki, en el municipio de Hattula, y desde entonces ha desconcertado a los expertos. Las joyas y vestimenta halladas dentro de la tumba sugerían que se trataba de una mujer de alto rango o de un entierro doble.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Turku confirmaron que solo una persona había sido enterrada y un análisis de ADN reveló que el individuo posiblemente padecía una condición genética conocida como síndrome de Klinefelter, en la que los varones nacen con un cromosoma X adicional.
DNA tests unravel the mystery of Finnish warrior buried in women’s clothing https://t.co/V0EuHmoI5Mpic.twitter.com/9q6gwQrvcx
— Bob T Two (@bobttwo) August 2, 2021
“Es probable que el individuo encontrado en Suontaka tuviera los cromosomas XXY, aunque los resultados de ADN se basan en un conjunto muy reducido de datos, enfatizó la investigadora postdoctoral Elina Salmela refiriéndose a que el material genético estaba muy dañado.
Si bien los síntomas de una persona con los cromosomas XXY pueden variar en función de diferentes factores, el síndrome suele causar el agrandamiento de los pechos, disminución de la masa muscular, reducción del vello corporal e incluso infertilidad, explican los expertos.
Muy respetado en su comunidad
Por otro lado, los investigadores creen que pese a esta particularidad el individuo enterrado era un miembro muy respetado de su comunidad, desafiando las creencias tradicionales sobre los roles de género de la época. En su tumba se depositaron varios objetos valiosos, incluida una manta de plumas suaves con pieles.
“La abundante colección de objetos enterrados en la tumba es una prueba de que la persona no solo fue aceptada sino también valorada y respetada. Sin embargo, la biología no dicta directamente la identidad de una persona”, comentó la investigadora Ulla Moilanen.
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