Luego del episodio de los niños muertos durante el bombardeo que el Ejército de Colombia perpetró en contra de una disidencia de las FARC a finales del pasado mes de agosto en Caquetá, los militares colombianos hallaron varias armas modernas, según El Universal.
En concreto, reportes militares citados por dicho rotativo hablan de un rifle AK-47, un fusil de asalto IMI Galil; varios fusiles de manufactura estadounidense como M-4, M-16, AR-15; una ametralladora M-60 y un fusil Colt para francotiradores.
Este armamento habría sido facilitado a la guerrilla colombiana por parte de cárteles mexicanos como el de Sinaloa, el Jalisco Nueva Generación y los Zetas junto a los brasileños La Familia del Norte, El Primer Contacto y la Familia Vermelho, como parte de un trueque de armas por cocaína.
En este sentido, las autoridades colombianas afirman tener pruebas que certifican que estas armas ingresan al país vía marítima por los puertos de Buenaventura, Tumaco y Turbo, donde no descartan la complicidad de funcionarios corruptos.
“La coca es la mejor moneda de pago para los traficantes de armas que el efectivo (…) Siempre es más difícil rastrear el origen de un kilo de coca que de cualquier billete”, explicó Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz de Colombia.
Los expedientes de Inteligencia detallaron que las armas llegan a Colombia ocultas en productos de todo tipo, especialmente electrodomésticos.
“Donde haya un puerto hay un alta probabilidad de que exista este tipo de contrabando, aunque las mafias suelen usar puertos y embarcaciones menores, donde hay menos controles”, afirmó al citado diario Gabriel Cifuentes, exfuncionario y especialista en temas de seguridad.
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