La continua inestabilidad en el mar Rojo está obligando a las compañías navieras occidentales a considerar el uso de la Ruta Marítima del Norte, gran parte de la cual está controlada por Rusia, informa Foreign Policy.
“El aumento de los costes y el temor a ser atacados por drones y misiles hutíes han llevado a algunos transportistas a considerar el Ártico como una alternativa, a medida que el deshielo empieza a abrir nuevas posibilidades en la llamada Ruta Marítima del Norte”, señala la publicación.
El descenso del paso de buques por el canal de Suez también se ve confirmado por las estadísticas, que registran mínimos históricos. Según datos recogidos por Anadolu, mientras que en noviembre pasaron por el canal 1.094 buques, en marzo fueron 85 y en abril 159, lo que supone un descenso del 85%.
Como señala el artículo de Foreign Policy, la Ruta Marítima del Norte ha sido considerada durante mucho tiempo por las potencias marítimas como una ruta corta de navegación entre Europa y Asia, aunque esta ventaja se ha visto menoscabada por la dureza del clima y la lejanía geográfica.
Sin embargo, actualmente, el ritmo de deshielo en el Ártico, más acelerado que en otras partes del mundo, hace que los expertos empiecen a ver el potencial éxito comercial de la ruta.
Una combinación de gran geopolítica y geografía traicionera
Mientras tanto, los expertos entrevistados por Foreign Policy se muestran pesimistas en cuanto a la posibilidad de que los países europeos puedan usar esa ruta debido a las tensas relaciones entre Moscú y Occidente.
Rusia controla la mayor parte de esta ruta y cerca del 70% del Ártico, lo que significa que los países deben obtener el permiso de los rusos y pagar derechos de tránsito, una circunstancia que dificulta la situación de los países europeos, señala Audun Halvorsen, director del departamento de emergencias de la Asociación Noruega de Armadores.
Otro obstáculo añadido es que las aguas cercanas a la costa, más seguras para la navegación, son también muy poco profundas, lo que obligaría a los cargadores a reducir su tonelaje y utilizar buques más pequeños que los portacontenedores o, alternativamente, adentrarse más en el mar, donde las condiciones meteorológicas son mucho más duras.
En la actualidad, el interés más activo por la Ruta Marítima del Norte lo muestra China, que desea ampliar su presencia en la región ártica e incluso adoptó su propia estrategia ártica en 2022 sin ser una potencia ártica. En mayo de este año, Moscú y Pekín acordaron promover la Ruta Marítima del Norte como un importante corredor de transporte internacional.
A pesar de todas las dificultades, los expertos de Foreign Policy señalan en última instancia el potencial de este corredor. “La inestabilidad crónica en Oriente Medio solo hará que las rutas marítimas del Ártico, por traicioneras que sean, resulten más atractivas para la superpotencia mundial emergente”, concluye el artículo.
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