La Cumbre de las Américas, que se realizará del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, llega precedida por la controversia que ha desatado el Gobierno de EE.UU. por no invitar a países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo que ya provocó que varios presidentes latinoamericanos amenacen con no acudir a la cita continental.
Primero fue el mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien le pidió directamente a Joe Biden que ningún país quedara excluido y que también ya advirtió que, si se mantiene esa política, no viajaría al encuentro.
En el mismo sentido se sumaron después el boliviano Luis Arce, el guatemalteco Alejandro Giammattei, la hondureña Xiomara Castro y el argentino Alberto Fernández. La canciller chilena Antonia Urrejola, por su parte, subrayó que la exclusión jamás ha dado buenos resultados.
De esta forma, EE.UU. enfrenta una inédita presión por parte de países latinoamericanos que podrían boicotear el encuentro.
La campaña quedó aderezada por una irónica frase de López Obrador. “En América ya no podemos mantener la política de hace dos siglos. ¿Cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas pero no invitamos a todos? ¿Entonces de dónde son los que no están invitados, de qué continente, de qué galaxia, de qué satélite?“, se preguntó para criticar a la Administración Biden.
‼️”Que nadie excluya a nadie”, dice el presidente @lopezobrador_ sobre la petición respetuosa que le hizo a su homólogo de EE.UU. para que se convoque a todos los países del continente a la Cumbre de las Américas y se deje atrás la política de confrontación. pic.twitter.com/BZzpmFazie
— Alex Piñón (@alexjournalist) May 2, 2022
Pero no es la primera vez que las polémicas rodean cumbres presidenciales, ni que los jefes de Estado lanzan frases que se popularizan y quedan en la historia por representar confrontaciones verbales que quiebran las normas de la diplomacia y que, a veces, hasta se convierten en fenómenos culturales.
Cruces por los muertos
La X Cumbre Iberoamericana que se realizó en Panamá en noviembre de 2000 es recordada por la fuerte y pública pelea que sostuvieron los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de El Salvador, Francisco Flores.
En ese momento, el anticastrista, exagente de la CIA y terrorista Luis Posada Carriles había sido detenido precisamente en Panamá, ya que estaba acusado de planear un atentado contra el mandatario cubano.
Durante la Cumbre, Castro criticó que Flores propusiera una condena en contra de la organización terrorista española ETA, lo que consideraba una doble moral, ya que Posada Carriles había estado en El Salvador con total libertad, a pesar de haber reconocido la autoría de ataques en la isla y de su intención de matar a Castro.
“Condenamos esos crímenes (de ETA) como los que se cometen en cualquier parte, como los que han cometido los israelitas contra los palestinos, pero lo que más me extrañó es que esta proposición surgiera precisamente de El Salvador”, acusó Castro, lo que provocó una airada respuesta de Flores.
“Señor Castro, es absolutamente intolerable que usted, involucrado en la muerte de tantos salvadoreños, que usted, que entrenó a muchísimas personas para matar a salvadoreños, me acuse a mí de estar involucrado en el caso de Luis Posada Carriles”, dijo ante la mirada atónita del resto de los mandatarios. El intercambio enfrió por completo la relación bilateral.
La llamada incómoda
En marzo de 2002, el presidente mexicano Vicente Fox fue el anfitrión de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, que se realizó en Monterrey por convocatoria de Naciones Unidas y en la que participaron decenas de jefes de Estado de todo el mundo.
El cubano Fidel Castro confirmó su participación en el último minuto, pero Fox, que quería quedar bien con el presidente George W. Bush, consideró que sería mejor que no fuera. Y así se lo hizo saber en una llamada telefónica en la que trató de convencerlo de que no viajara a Monterrey.
Primero, Fox le dijo a Castro que le preocupaba su seguridad, pero cuando el líder cubano le aclaró que él no tenía ninguna inquietud en ese sentido y que iba con una actitud constructiva, de cooperación, el mexicano trató de organizarle su agenda y le pidió que solo estuviera presente en la jornada en que daría su discurso.
Luego le ofreció sentarlo a su lado en el almuerzo de honor que les ofrecería a los mandatarios, pero con la condición de que después se fuera de inmediato del país. “Comes y te vas”, le dijo, con la intención de que su presencia incomodara lo menos posible a Bush.
Lo que Fox no sabía era que Castro estaba grabando la llamada y que la daría a conocer dos meses después para terminar con las múltiples especulaciones que habían rodeado su abrupta partida de la Cumbre.
El mexicano, como era de esperarse, se enojó y jamás reconoció el error que cometió en el manejo de la relación con Cuba.
A vencer “el mal”
El fallecido expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, era un polemista nato que no escatimaba provocaciones. Muchos de sus discursos son recordados por sus referencias a Bush, a quien solía colmar de adjetivos.
“Ayer vino el diablo de aquí, ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar. Ayer, señoras, señores, desde esta misma tribuna el señor presidente de los EE.UU., a quien yo llamo ‘El Diablo’, vino aquí hablando como dueño del mundo”, dijo, por ejemplo, durante la Asamblea General de Naciones Unidas que se realizó en Nueva York en septiembre de 2006.
Menos de un año antes, en noviembre de 2005, también habían tenido una confrontación directa. El escenario fue justamente una Cumbre de las Américas que se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata, y en la que Chávez, el anfitrión Néstor Kirchner y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se pusieron de acuerdo para cansar a Bush con sus discursos.
El objetivo central era echar abajo el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que EE.UU. había promovido durante años, y que Bush esperaba que se firmara en ese encuentro.
Pero no ocurrió. De manera inédita, dada la histórica dependencia (y muchas veces, obediencia) de América Latina a EE.UU., los tres países más grandes de Sudamérica impidieron que se concretara un pacto comercial que Washington ya daba por hecho gracias, en parte, al apoyo de Vicente Fox, quien se alió a Bush hasta el último momento para tratar de contrarrestar la estrategia de los presidentes progresistas.
“ALCA, ALCA… alcarajo”, fue la frase que lanzó Chávez en un estadio lleno en el que celebró el éxito de la alianza de Argentina, Brasil y Venezuela, y con el que dio por enterrado el acuerdo mientras Bush y Fox partían furiosos (y vencidos) de Mar del Plata.
Silencios y monarquías
En 2007, Chávez volvió a protagonizar uno de los momentos inolvidables de las reuniones presidenciales.
En noviembre de ese año, en Santiago de Chile se llevó a cabo la Cumbre Iberoamerica en la que el venezolano reiteró sus críticas al entonces expresidente José María Aznar, a quien acusaba de estar involucrado en el Golpe de Estado que el país caribeño había sufrido en 2002.
“Una serpiente es más humana que un fascista”, dijo Chávez una de las tantas veces que interrumpió el discurso del español José Luis Rodríguez Zapatero. Sentado a su lado, el rey Juan Carlos de España, explotó.
“¿Por qué no te callas?”, le gritó al mandatario venezolano señalándolo primero con el dedo y luego con la palma de la mano. Más que una pregunta, era una orden. La frase, criticada por su tono imperialista, dio la vuelta al mundo, y se convirtió en un símbolo de la cultura popular.
Una polémica en puertas
A pocos días de la próxima cita en Los Ángeles, los ánimos están caldeados. La incomodidad de países como México, Bolivia y Argentina se ha trasladado a naciones del Caribe, que empiezan a poner en duda su participación en el foro.
El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, dijo a la Agencia de Información Pública (API) que no tenía iría a la cumbre si se excluía a otros países, ya que consideró que el encuentro “debe ser inclusivo”.
“No veo porqué deberíamos ir, pero seguiré hablando con mis colegas del gabinete y también con mis colegas jefes”, sostuvo Gonsalves en alusión a sus homólogos de la Comunidad del Caribe (Caricom). Según él, si persiste la política de exclusión, los países de la zona “van a ir a niveles más bajos y algunos no van a asistir en absoluto”.
Días atrás, el primer ministro de Belice, Jonh Briceño, y presidente de Caricom reveló que EE.UU. había ejercido presiones para que el bloque de países caribeños cambiara su posición, según iWitness News.
“Dijimos que solo asistiríamos si todos están invitados. Como todos saben, los estadounidenses están bajo un intenso impulso diplomático para poder lograr que asistamos”, expresó.
Este complejo panorama, que casi incluye la ausencia del mandatario brasileño, Jair Bolsonaro –atajada hábilmente por las gestiones de último minuto del senador demócrata Christopher Dodd–, auguran una cita desangelada para Biden en su propio terreno y le dejan una oportunidad de oro para los países que abogan por la existencia de un foro inclusivo, donde ninguna hegemonía se reserve el derecho de admisión.
You must be logged in to post a comment Login