Nuevas observaciones permitieron echar un vistazo al corazón de la nebulosa, que alberga un grupo de estrellas jóvenes, masivas y luminosas.
Astrónomos de la Universidad de Leiden (Países Bajos) han descubierto que el viento estelar proveniente de una estrella recién nacida en la Nebulosa de Orión, la guardería estelar más cercana a la Tierra, impide que se formen más estrellas en sus inmediaciones.
Los resultados de la investigación, realizada con la ayuda de datos del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) de la NASA, fueron anunciados por el astrónomo Xander Tielens, del Observatorio de Leiden, en una reunión de la Sociedad Astronómica Americana en Seattle (EE.UU.) a principios de este mes y publicados en la revista Nature.
En el corazón de la nebulosa, uno los objetos mejor observados y fotografiados en el cielo nocturno, se encuentra un pequeño grupo de estrellas jóvenes, masivas y luminosas. Las nuevas observaciones revelaron por primera vez que el fuerte viento estelar generado por la más brillante de estas estrellas recién nacidas, denominada Theta1 Orionis C (θ1 Ori C), barrió una gran capa de material de la nube donde se formó.
“El viento es responsable de hacer estallar una enorme burbuja alrededor de las estrellas centrales. Interrumpe la nube natal e impide el nacimiento de nuevas estrellas”, explicó Cornelia Pabst, autora principal del estudio, citada por la NASA.
Así, la estrella recién nacida interrumpe el nacimiento de estrellas en su vecindario, pero al mismo tiempo empuja el gas molecular a los bordes de la burbuja, creando nuevas regiones de material denso donde podrían formarse futuras estrellas. Estos efectos del proceso llamado ‘retroalimentación’ regulan las condiciones físicas de la nebulosa, influyen en la actividad de formación de estrellas e impulsan la evolución del medio interestelar, el espacio lleno de gas y polvo que hay entre las estrellas.
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