Expertos advierten que los intentos de EE.UU. y la UE de liberarse de la dependencia de China provocaría una competencia mundial por las tierras raras

Expertos advierten que los intentos de EE.UU. y la UE de liberarse de la dependencia de China provocaría una competencia mundial por las tierras raras

En un estudio citado por el diario South China Morning Post, analistas del grupo de expertos británico Overseas Development Institute (ODI) escriben que “es probable” que el dominio de Pekín en el ámbito de las tierras raras “se erosione en el corto plazo”. Lo vinculan a los intentos de EE.UU. y la Unión Europea de emanciparse de las exportaciones chinas por las “crecientes tensiones geopolíticas”.

Aunque representan “una parte bastante pequeña del comercio mundial de metales y minerales” —valorada en unos 8.000 millones de dólares en el 2018—, estos minerales son “un componente importante de las cadenas de valor de la fabricación avanzada”, señalan los expertos.

Entre tanto, en un comentario sobre el informe, Rebecca Nadin, directora de riesgos globales y resiliencia del ODI, confirmó que el grupo pronostica que China prestará cada vez más atención a la extracción y control de este tipo de recursos, en especial sobre terceros países.

“Es de esperar que se haga aún más hincapié en la creación de ‘reservas estratégicas de recursos minerales’ y en la ampliación de la exploración, así como en el compromiso de participar en la ‘gobernanza mundial de los recursos minerales'”, dijo la experta.

Posición dominante

China no solo acapara actualmente más del 70% de la producción de tierras raras en el mundo y posee las mayores reservas, sino que buena parte de lo que se extrae en otros países proveedores, como EE.UU. o Australia, también se procesa en el gigante asiático, que dispone de una avanzada tecnología para ello.

Además, su dominio en el ámbito de las tierras raras y la abundancia de este material en su territorio no solo le permite ejercer este monopolio mundial, sino jugar a su antojo con la dinámica comercial. De la misma manera que puede reducir sus exportaciones, como parece que se está planteando hacer, podría hacer lo contrario: inundar el mercado, reducir así los precios y hacer inviable cualquier competencia.

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