La crisis energética mundial, desencadenada tras el conflicto entre Rusia y Ucrania, ha elevado el precio de la energía para “calefacción, refrigeración y movilidad de los hogares”, así como los costos de otros bienes y servicios a nivel global, lo que podría empujar a la pobreza extrema a cerca de 141 millones de personas en todo el mundo, según un estudio publicado este jueves en Nature Energy.
Los investigadores modelizaron las repercusiones directas e indirectas del aumento de los precios de la energía en 201 grupos de gasto de 116 países. Los nueve escenarios diferentes propuestos por los autores muestran que la gente tendría que gastar en energía entre 62,6 % y 112,9 % más, haciendo subir el total de los costos domésticos entre 2,7 % y 4,8 %.
Los analistas subrayan que la carga de los precios de la energía en los distintos grupos de hogares y en diversos países varía debido a las diferencias en la estructura de la cadena de suministros, los patrones de consumo y las necesidades energéticas. Según los cálculos realizados, entre 78 y 141 millones de personas podrían ser condenadas globalmente a la pobreza extrema.
En términos del aumento de gastos energéticos, tanto directos como indirectos, los hogares de Asia Central siguen siendo los más afectados (80,7 %) –el mayor aumento se ha producido en Tayikistán–, seguidos de Asia del Sur y del Sudeste (74,5 %). Por ejemplo, los costos energéticos directos de los laosianos aumentaron 51,1 %, mientras que sus costos energéticos totales se incrementaron en 100,8 %.
Si se consideran únicamente las repercusiones directas, muchos países de África subsahariana y de Asia Central se enfrentan a mayores aumentos en ese rubro. Los tres primeros países de la lista son Angola (6,4 %), Azerbaiyán (3,5 %) y Benín (3,5 %).
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