La película ‘Especial’, del director venezolano Ignacio Márquez, es una mirada a la relación de un padre y un hijo. La cinta comienza con dos elementos que serán claves en el desarrollo de la historia: el trazo de figuras sobre un papel y la música de fondo.
Para conocer sobre esta producción, que recientemente fue premiada en Moscú como Mejor Largometraje de Ficción en el ‘Breaking Down Barriers International Disability Film Festival’(Festival Internacional de Cine de Personas con Discapacidad ‘Cine Sin Barreras’), RT conversó en Caracas con su realizador.
Al inicio, el espectador se sitúa en la humilde vivienda de José ‘El Chivo’ López, interpretado por Ruper Vásquez, y su hijo, Chuo, encarnado por Greyver Rengifo, el primer protagonista con síndrome de Down de una película venezolana. Ambos se sumergen en su rutina matutina mientras suena ‘Patmieri’, del reconocido músico venezolano Alfredo Naranjo.
Al salir de su casa, mientras caminan por la parroquia San Agustín, barrio popular caraqueño considerado el bastión musical y cultural de la ciudad, Chuo se detiene y le dice a su padre que tiene miedo de cruzar la calle. José, sin contemplaciones, lo apura para que continúe el paso.
Esa actitud temerosa inicial de Chuo tendrá un giro en los minutos siguientes de la producción venezolana que ha recorrido diversos festivales en el mundo y que ha sido premiada tanto en su país como en el exterior.
“Una de las cosas que más destaco en todo el reconocimiento que ha tenido la película afuera es de lo que somos capaces nosotros adentro“, manifiesta su director.
‘Especial’ ha alcanzado premios como el Silver Hugo en la categoría Nuevos Directores, en la edición 56 del Festival Internacional de Cine de Chicago (2020) y la Mención Especial del Premio del Jurado en el Festival International du Film Black de Montreal (2021), entre otras distinciones.
Padre e hijo
El personaje de Chuo, de 23 años, comienza a reclamar su espacio en el mundo adulto, con cierta incomprensión de su entorno. José, un percusionista frustrado con problemas de alcoholismo, trabaja como vigilante, lejos de los escenarios y los estudios de grabación. La relación de ambos es un viaje por un sinuoso camino con altibajos y pausas, pero en constante movimiento.
“Lo que creo es que, al final, en el fondo, hay una historia universal que es la de un padre y un hijo“, dice el director al hablar del largometraje que obtuvo nueve premios en el 17 Festival de Cine Venezolano (2021) en los renglones Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Actor, entre otros.
Márquez explica que buscó reflejar, de la forma “más realista posible”, cómo sería “asomarse por un instante a la vida de dos personas. Todo se construye a través de situaciones cotidianas“.
Al hablar sobre la temática de este filme, el también director de la película ‘Ley de Fuga’ (2014) asevera que se cuidó de “no caer en el sensacionalismo, en el sentimentalismo o en la pornomiseria“.
Sobre el personaje de José, padre de un joven con síndrome de Down que pide no ser tratado como un niño, Márquez considera que “hace lo que puede con la información que tiene”.
“Muchas primeras veces” en Moscú
“Conseguirse con una cultura tan diferente es impactante, tenía la sensación de que estaba en otro planeta, en otra dimensión”, dice Márquez cuando se refiere a su experiencia en Moscú durante la participación de ‘Especial’ en el festival donde fue galardonada.
Para el también escritor de la cinta, una de las cosas más valiosas de su experiencia en el país euroasiático fue interactuar con los asistentes de la proyección y “corroborar cómo podía ser la reacción de un público tan diferente con una historia que es tan venezolana y caraqueña”.
“Ir a Moscú fueron muchas primeras veces de muchas cosas, pero lo que siento es que desde que llegué hasta que me fui lo único que hice fue recibir regalos: de la naturaleza, de las personas especiales, del festival”, dice el también docente y teatrista.
A pesar de la distancia y de las diferencias entre ambos países, los espectadores hicieron preguntas similares relativas a las capacidades de las personas Down y sobre la forma en la que se construyó el vínculo entre los personajes del padre y el hijo.
“Los actores logran que olvides que estás viendo ficción. De alguna manera terminas entrando al universo de esas dos personas“, agrega.
Percusión y actuación
Aunque parezca imposible, los protagonistas no se conocían antes de la producción. En la cinta impresiona sentir que ese “vínculo” entre ambos es genuino.
Durante un cine foro sobre ‘Especial’, realizado en la sala de la Cinemateca Nacional, en la capital venezolana, Ruper catalogó a Greyver “como un actor con ‘A’ mayúscula” del que sintió “mucho apoyo”.
Ruper, en su trayectoria como cantautor, percusionista de música afrovenezolana, director escénico y productor musical, no se había dedicado de lleno a la actuación, por lo que la invitación de Márquez para que protagonizara su película lo sorprendió. Sin embargo, aceptó el reto y le dijo: “Vamos a ver si funciona, si funciona, chévere; si no, seguimos siendo panas [amigos]”.
“Ignacio utilizó la música para llegar al personaje. Trabajamos con canciones de Rubén Blades y los ejercicios que me planteaba estaban relacionados con la música. Me fue muy fácil abordar el personaje y dejarlo fluir”, describe el exdirector de La Trapatiesta, una agrupación musical y de danza venezolana.
La experiencia actoral de Greyver
Márquez tiene décadas trabajando con jóvenes Down. Para explicar cómo fue su relación como director de ‘Especial’ con Greyver afirma que las personas con esa condición “tienen una predisposición natural al juego“, por lo que si se les plantea una situación, entran en ella. “Eso es un rasgo muy favorable para la actuación”.
Trabajar con Greyver no fue difícil, dice. Además reconoce que el único cuestionamiento que se hizo fue saber si el intérprete podría “aguantar energéticamente” un rodaje de seis meses debido a que las personas Down tienen un “condicionante físico y menos resistencia que las personas regulares”. Por ello, durante el rodaje estableció una dinámica de descanso para el joven actor.
“La película no es una enciclopedia ni pretende establecer parámetros de conducta. Lo que sí pasa es que logras ver que una persona con esa condición es capaz de soportar una película en sus hombros. Greyver soporta la película en sí mismo”, afirma su director.
La magia del juego
Debido a la “gran predisposición a jugar” que tiene el intérprete, que además posee “una muy buena capacidad de improvisación“, Márquez no se centró tanto en las escenas previas y en los ensayos, sino en el vínculo con Ruper, su padre en la ficción, y con el personaje de Melissa, encarnado por Brenda Moreno, del que se enamora Chuo.
Detalla que hicieron juegos con situaciones que no eran necesariamente las de la historia para que Greyver entendiera cuál era la diferencia entre la ficción y la realidad y supiera que si lo trataban con dureza no era real.
La labor fue de dos meses de preparación para ir forjando los vínculos con los actores. “Nunca le di el guion sino que íbamos construyendo escenas“, agrega Márquez.
Trazos y música
En la escena inicial de ‘Especial’, Greyver traza figuras sobre un papel. A lo largo de la cinta, su destreza y manejo del lenguaje artístico, a través del dibujo, quedarán en evidencia y será reconocidos.
“Retratar las artes plásticas y que él se exprese a través de ellas, tiene que ver con que ese es un ámbito a través del cual él puede ser valorado al igual que otra persona”, apunta Márquez, licenciado en Artes.
En cuanto a la música, que también está presente en toda la película, dice que hay una doble relación: “Por un lado me gusta mucho y por otro, quería la reconstrucción del vínculo de ellos dos a través del arte. Me parecía óptimo que fuera con la música”.
El padre, José ‘El Chivo’ López, tiene años alejado de la percusión y se muestra reacio a recordar su paso por esa etapa. Sin embargo, el descubrimiento del nexo de su hijo con las artes plásticas será una oportunidad para que se reconecte con su vena musical y para que juntos se apoyen y experimenten en ese ámbito.
Márquez también agradece al músico Alfredo Naranjo, que al conocer el proyecto “aceptó las condiciones” y cedió las piezas que él quería escoger para el filme.
La película “está hecha con muchísima complejidad y esfuerzo pero también con mucho placer de hacerlo y con la sumatoria de muchas voluntades para que se dé”, concluye Márquez.
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