Un equipo internacional dirigido por el Observatorio Astronómico Nacional de la Academia de Ciencias de China (NAOC, por sus siglas en inglés) realizó observaciones de emisiones de monóxido de carbono (CO) en las nubes moleculares de la constelación de Tauro. El hallazgo respalda el origen común de las burbujas y los flujos de salida moleculares, permitiendo mejorar nuestra comprensión de cómo actúa la retroalimentación estelar en las nubes moleculares, comunicaron este miércoles.
Debido a los flujos de salida moleculares, una estrella recién nacida interrumpe el nacimiento de otros astros en su vecindario, pero al mismo tiempo empuja el gas molecular a los bordes de la burbuja, creando nuevas regiones de material denso donde podrían formarse futuras estrellas. Los efectos del proceso llamado ‘retroalimentación’ regulan las condiciones físicas de la nebulosa, influyen en la actividad de formación de estrellas e impulsan la evolución del medio interestelar, el espacio lleno de gas y polvo que hay entre las estrellas.
“A través del análisis […] de la nube molecular de Tauro, encontramos un flujo de salida ubicado en el centro de la burbuja molecular“, comentó Duan Yan, de NAOC y primer autor del estudio. Para la detección del CO, los científicos utilizaron el telescopio en el rango milimétrico con antena de 30 metros de diámetro del Instituto de Radioastronomía y el telescopio James Clerk Maxwell.
El papel clave de las estrellas T Tauri
Los investigadores sugirieron que un par de estrellas binarias T Tauri, que son jóvenes y aún no han entrado en la secuencia principal (por lo que todavía no consumen hidrógeno como combustible esencial), podrían haber producido la burbuja molecular hace 70.000 años. Esta es una nueva estructura inusual que se encuentra en regiones de formación estelar de masa baja e intermedia.
Los autores indicaron que, anteriormente, solo en Orion A se informó un caso similar en el que una burbuja molecular coexiste con un flujo de salida. La estructura de salida de burbujas proporciona evidencia observacional adicional para la teoría del viento estelar de las estrellas T Tauri. El estudio fue publicado este martes, en The Astrophysical Journal.
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