El Gobierno israelí detuvo las cruciales negociaciones sobre el presupuesto para el próximo año fiscal, en medio de la continuación del conflicto en la Franja de Gaza y las crecientes tensiones con el movimiento libanés Hezbolá, informa Bloomberg.
Las propuestas presupuestarias suelen redactarse a principios de verano, se someten a la aprobación del Gabinete hacia agosto y se aprueban en el Parlamento a finales de año. Si el presupuesto no resulta aprobado antes del 31 de marzo de 2025, se disuelve el Gobierno y se convocan elecciones anticipadas.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, quienes se reunieron la semana pasada para hablar del tema, insisten en que habrá un marco fiscal para 2025, pero no han explicado los retrasos en su formulación, reporta la agencia al citar fuentes del Ministerio de Finanzas.
El gobernante del banco central de Israel, Amir Yaron, pidió este mes a Netanyahu en una carta que acelere el proceso, argumentando que los mercados financieros buscan una política fiscal responsable incluso en tiempos de guerra.
Según el alto funcionario, se necesitan para el año próximo ajustes presupuestarios permanentes por unos 30.000 millones de shekels (8.100 millones de dólares), a fin de sostener el aumento de los gastos de defensa y otros costos relacionados con la guerra. También ha insistido en la necesidad de estabilizar la relación deuda/PIB, que el Banco de Israel sitúa en 67,5 % este año, comparada con 59 % en 2022.
El gasto israelí en la guerra ha superado los 23.000 millones de dólares, casi 5 % del PIB. Israel ha tomado prestados unos 52.000 millones de dólares, hasta julio, para ayudar a financiar el Ejército y cubrir el déficit fiscal.
El déficit presupuestario llegó a 8,1% del PIB en los 12 meses anteriores a julio, pero el banco central y el Ministerio de Finanzas esperan limitarlo a 6,6 % para finales de año, suponiendo que el conflicto con Hezbolá no empeore.
Este mes, Fitch Ratingsrebajó la calificación crediticia a largo plazo de Israel, citando el impacto de la guerra. La medida siguió a recortes similares de Moody’s y S&P.
El PIB del país creció sólo en 2% el año pasado, casi la mitad de lo que esperaba el Ministerio de Finanzas antes de la guerra de Gaza.
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