El área circundante al enorme sumidero de 36,5 metros de diámetro y casi 64 metros de profundidad que apareció en julio cerca de una mina de cobre podría colapsar, según lo ha advertido el Comité para la Gestión del Riesgo de Desastres de la Región de Atacama, en el norte de Chile. Las autoridades siguen investigando las causas de la aparición del enorme socavón.
Las agencias gubernamentales y los propietarios de la mina han tomado una serie de precauciones para proteger a los habitantes de la cercana ciudad de Tierra Amarilla y a los trabajadores de zonas adyacentes al sumidero. Así, el Comité estableció un perímetro de seguridad basándose en los datos sobre la zona de alto peligro proporcionados por el Servicio Nacional de Geología y Minería.
En el sitio oficial de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública se afirma que, ante la existencia de “una amenaza para la vida e integridad física de las personas, se ha restringido el acceso a dicho polígono, hasta que los estudios técnicos así lo ameriten”.
Además, los propietarios de la mina Alcaparrosa suspendieron temporalmente los trabajos de desarrollo en la misma. La mina Alcaparrosa pertenece a la corporación canadiense Lundin Mining Corp, que posee el 80 %, y a las empresas japonesas Sumitomo Metal Mining y Sumitomo Corp (20 %).
Pese a haber sido acusados de la extracción excesiva de los recursos por las autoridades chilenas, el representante de la mina Ojos del Salado, de misma compañía canadiense, Luis Sanchez, explicó que “este fenómeno se debe claramente a múltiples factores”, por lo que resulta necesario “analizarlos todos”.
Durante su visita al lugar de la aparición del socavón, el presidente de Chile, Gabriel Boric, declaró que todos los recursos necesarios han sido proporcionados para los investigadores, para dar la “tranquilidad” a los habitantes de las áreas cercanas lo más pronto posible.
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