La reciente muerte de una mujer británica tras someterse a un procedimiento conocido como levantamiento brasileño de glúteos (BBL, por sus siglas en inglés), no quirúrgico, ha puesto en el centro de la polémica la seguridad de ese tipo de operaciones estéticas.
¿En qué consisten?
Los BBL líquidos se utilizan para lograr que los glúteos de los pacientes sean más grandes, más redondeados o más levantados. En el procedimiento, se crean implantes mediante la inyección de silicona o de grasas extraídas de otras partes del cuerpo.
En el Reino Unido se ofrecen por Internet procedimientos de ese tipo a un costo de 2.500 libras esterlinas (3.350 dólares), con el aliciente de que pueden realizarse en tan solo 60 minutos. Los rellenos suelen estar basados en ácido hialurónico o ácido poli-L-láctico (PLLA), que se inyecta en los glúteos después de haber administrado anestesia local, para manipular el tamaño y la forma del área. Los resultados pueden durar un par de años.
¿Por qué pueden ser peligrosos?
No obstante, los BBL pueden representar un serio riesgo para la salud del paciente, ya que se corre el peligro de que parte de la grasa inyectada penetre en los vasos sanguíneos de la persona. Si bien estas operaciones pueden parecer en teoría más seguras que las quirúrgicas, puesto que no implican anestesia general ni liposucción, esos rellenos pueden ocasionar embolias, advirtió Nora Nugent, cirujana plástica consultora y presidenta de la Asociación Británica de Cirujanos Plásticos Estéticos (BAAPS), citada por The Guardian.
“Ha habido una serie de muertes, particularmente en Florida (EE.UU.), casos en los que la grasa inyectada se introdujo en las venas grandes de los glúteos, debajo del músculo, y viajó a los pulmones, causando una embolia pulmonar”, explicó.
El Servicio Nacional de Salud británico advierte que esa operación estética tiene la tasa de mortalidad más alta de todos los procedimientos cosméticos. En ese orden, la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos estimó en 2018 que muere uno de cada 3.000 pacientes, cifra bastante por encima de muchas otras cirugías estéticas.
Además, un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. reportó en enero que 93 ciudadanos estadounidenses murieron como resultado de cirugías estéticas realizadas en la República Dominicana entre 2009 y 2022. Los casos estudiados involucraron liposucción y 92 % de ellos implicaron transferencia de grasa a los glúteos.
¿Deberían prohibirse?
Ante la elevada mortalidad, la BAAPS disuadió en 2019 a todos sus miembros de realizar procedimientos con grasa corporal. Sin embargo, en 2022 emitió nuevas pautas, señalando que los riesgos podrían reducirse si se garantiza que la grasa no sea inyectada en el músculo sino en la zona que lo recubre, bajo la piel. Esto, precisó, debe hacerse con ayuda de ultrasonido.
No obstante, miembros de la sociedad civil británica instan a prohibir este tipo de operaciones estéticas, dada la falta de regulación y de requisitos de licencia. Ashton Collins, representante de Save Face, un registro aprobado por el Gobierno británico para tratamientos estéticos médicos, informó que la organización ha apoyado a más de 500 mujeres que sufrieron complicaciones después de estos tratamientos, muchas de las cuales estuvieron al borde de la muerte.
“Todos los procedimientos que nos han sido comunicados fueron practicados por profesionales no sanitarios, que llevan a cabo procedimientos increíblemente peligrosos en entornos no esterilizados“, aseguró Collins.
No obstante, Nugent afirmó que los procedimientos de liposucción corporal, incluidos los que se utilizan para rellenos, tienen un papel que desempeñar si se realizan correctamente, por motivos tanto estéticos como reconstructivos, y consideró que la clave está en garantizar que sean realizados por profesionales capacitados.
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