Las afectaciones ecológicas por la invasión de sargazo en las costas de México podrían ser mucho mayores que las pérdidas ocasionadas a la industria hotelera en el principal destino turístico del país.
Así, la ocupación hotelera en el Caribe mexicano, al menos en el corto plazo, se mantiene estable a pesar del impacto mediático que ha generado la llegada del alga marina. Mientras tanto, los efectos del sargazo afectan cada vez más a los arrecifes de coral, que experimentan una muerte masiva por una misteriosa enfermedad.
Desafío turístico
De acuerdo con datos de hoteleros de la Riviera Maya, zona que incluye destinos turísticos como Playa del Carmen y uno de los puntos más afectados por la llegada de sargazo, la ocupación hotelera al inicio de la temporada vacacional de verano se mantiene en 83 % de las habitaciones disponibles.
“Ha habido un incremento en la llegada de turistas a pesar de los retos que enfrentamos, como el sargazo”, explica en entrevista Manuel Paredes, director de la Asociación de Hoteles de esta zona turística.
“Se trata de una ocupación hotelera bastante sana, pues tradicionalmente andamos entre el 80% y 85% en esta época”, señala.
La cifra es muy superior al 60% que registraron, en promedio, 70 de los principales destinos turísticos de México en 2018, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Turismo.
Paredes explica que la alta resiliencia del Caribe mexicano ha permitido sortear de manera satisfactoria diferentes crisis en el sector hotelero en la última década, incluyendo huracanes, la erosión de playas y la epidemia de pánico que se generó en 2009 con el brote de la influenza AH1N1.
Y parte de esta capacidad de adaptabilidad del sector turístico en la región tiene que ver con la gran oferta de actividades que existe en la zona, que incluye sitios arqueológicos, parques temáticos, restaurantes, zonas naturales y otro tipo de actividades recreativas que van más allá del turismo de “sol y playa”.
Las playas del Caribe son un activo muy importante para México, ya que los destinos turísticos del estado de Quintana Roo representan el 34 % de las divisas que genera el turismo en todo el país. El estado también acapara casi la mitad de los visitantes internacionales que llegan a México en busca de playas, de acuerdo con una reciente encuesta del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
Choque político
La semana pasada, al ser cuestionado sobre el tema del sargazo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló que este asunto ha sido utilizado por un grupo de empresarios afectados por la manera en que el Gobierno pretende utilizar el dinero del Fondo Nacional de Fomento al Turismo para construir el Tren Maya.
“Creo que en este caso, como en otros, hay quienes sacan provecho (…) Han querido que se declare alerta por gravedad, alarma, quieren utilizar los fondos que hay para este propósito de manera discrecional. Y eso ya no se puede ni se va a permitir”, dijo el mandatario en su conferencia matutina del 28 de junio.
López Obrador indicó que el dinero del fondo provenía de un pago de derechos que se cobraba a los turistas y era administrado por un fideicomiso privado que se manejaba de manera discrecional, con un monto cercano a los 8.000 millones de dólares.
“Ese dinero se malversaba, para decirlo amablemente”, apuntó López Obrador.
Sin mencionarlos por su nombre, el presidente acusó que algunos empresarios del sector hotelero en complicidad con funcionarios de Gobierno se robaban el dinero de dicho fondo destinado a mejorar los servicios turísticos del país.
“Se sintieron afectados cuando se decidió que ese fondo se iba a utilizar para financiar el Tren Maya y de ahí se vino la campaña”, dijo Obrador. “Casi son los mismos los que están ahora en la campaña del sargazo”, agregó el mandatario.
Crisis ambiental
Pero más allá de las confrontaciones políticas entre el Gobierno y algunos grupos de empresarios, la crisis por la llegada de esta alga marina representa un serio problema ambiental para los ecosistemas costeros del Caribe mexicano, sobre todo por sus efectos sobre los arrecifes de coral.
“Ese arribo de sargazo sí está ocasionando ciertos problemas en la calidad del agua en todas las playas”, explica la doctora Laura Hernández, experta en temas ambientales y calidad del agua, quien también se desempeña como investigadora de la Universidad del Caribe.
“Básicamente disminuye que la luz o la radiación penetre en el agua y eso tiene un efecto adverso en todos los organismos que viven ahí. Disminuye el oxígeno disuelto por exceso del alga y también hay una producción de ácido sulfhídrico al descomponerse el sargazo, y eso tiene efectos en los organismos que están en esa zona”, explica la especialista en entrevista con RT.
Un estudio científico de la Universidad Nacional Autónoma de México documentó que la llegada masiva de la alga a las costas del Caribe mexicano ha provocado la muerte de 78 especies marinas en Quintana Roo, especialmente peces y crustáceos.
Este escenario recrudece aún más la situación que enfrentan los corales del Arrecife Mesoamericano, el segundo más grande del mundo, los cuales han sido infectados por una serie de enfermedades, incluido el “síndrome blanco”, provocado por una bacteria o virus no identificado, que carcome el tejido de estos organismos.
Una situación que ha provocado la mayor muerte de corales registrada en décadas.
“Este síndrome es considerado como una enfermedad emergente de la que poco se sabe y que apareció en junio del 2018, ocasionando en los últimos meses la pérdida de más cobertura de coral que la que se ha perdido en los últimos 40 años, lo cual pone en riesgo la biodiversidad marina y las actividades socioeconómicas en el estado”, señaló la organización Healthy Reefs en marzo pasado.
La organización estima que 80 % de los corales tipo cerebro y casi la totalidad de los corales pilares están afectados por esta patología, detectada por primera vez en Florida (EE.UU.).
Una rara enfermedad que, aunada al incremento de las temperaturas del mar por el cambio climático y la llegada masiva de sargazo, podría representar una catástrofe ecológica para el segundo arrecife de coral más grande del planeta.
Manuel Hernández Borbolla
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